martes, 10 de abril de 2012


LAS CRISIS PASAN LOS LADRILLOS QUEDAN

NOTA DE LA INSTITUCIÓN PUBLICADA EN EL LIBRO DE LOS CLASIFICADOS,
DOMINGO 25 DE MARZO DE 2012, PÁGINA 8

En un mundo de economía incierta, los grandes capitales apuestan a la tranquilidad
En medio de su esperada presentación, el vicepresidente ejecutivo de la más reconocida cadena estadounidense de hamburguesas se dirigió a la platea, conformada por unos mil quinientos participantes del Congreso Mundial de la Carne en Dublín, Irlanda, en 1999, y les preguntó: “Uds. ya saben que, cuando hacemos nuestros balances anuales, el principal rubro es el de las hamburguesas. Pero… ¿saben cuál es el segundo?”. Se quedó callado unos instantes, generando expectativa, y volvió a preguntar: “¿El de las papas fritas? ¿El de los refrescos?”. Volvió a mirar a la gente y, aún escuchando que desde las primeras filas le gritaban “el café” o “los panes”, sonrió y dijo, palabras más, palabras menos: “el inmobiliario. Nuestra empresa es la propietaria de las esquinas más valiosas de las principales ciudades en el mundo. Son inversiones importantes, pero crecen constantemente en su valor. Son nuestro reaseguro”.
La historia viene a cuento porque, en estos momentos de crisis en el primer mundo, los grandes inversionistas siguen apostando a los ladrillos como forma de atenuar al máximo los riesgos de una economía cada vez más inestable y, a la vez, de aprovechar el momento para asegurar su capital.
La información por estos días es unánime en señalar que los analistas internacionales sitúan a Estados Unidos como la mejor opción para la inversión inmobiliaria, seguido muy de cerca por Brasil. En el primero, la mejora en algunos indicadores en las últimas semanas, como la creación de nuevos empleos, se traduce en una mayor inversión en la construcción pero también en la compra de unidades usadas. Durante gran parte del año pasado, los inversores en bienes raíces comerciales en EE.UU. se enfocaron en ciudades grandes como Nueva York, Washington, Boston, San Francisco y Los Angeles, aumentando los precios y bajando las rentabilidades, estableció un informe difundido por la agencia Reuters hace un par de semanas. En Brasil, con una economía en expansión y con la llegada de grandes capitales desde el exterior, los inversionistas ven allí un país seguro para desarrollar nuevas construcciones. San Pablo, por ejemplo, que es la ciudad más grande del país, se convirtió en la cuarta mejor ciudad para los dólares de inversión en bienes raíces en el 2012, subiendo desde el puesto número 26 el año pasado.
En un mundo donde hay una gran profusión de oportunidades para los capitales que buscan resguardo (los productos alimenticios, el oro, los bonos de los países emergentes, por solo citar unos pocos), los analistas internacionales siguen atentamente qué es lo que hacen los hombres de negocios más exitosos del mundo.
Un caso a considerar es el del empresario gallego Amancio Ortega, que a partir de su tienda Zara ha desarrollado, en los últimos veinte años, un imperio sólido y en expansión. Un reporte publicado en España por José Parra Moreno, titulado “¿Por qué cree Ud. que Amancio Ortega invierte en ladrillos en plena crisis inmobiliaria?”, señala que el dueño del grupo Inditex y una de las diez mayores fortunas del mundo (según la revista Forbes, que le atribuye 23.921 millones de euros, equivalente a casi el 2,5% del PIB español) “está comprando activos inmobiliarios singulares en todo el mundo pero muy especialmente en España en mitad del apocalíptico derrumbe del sector inmobiliario nacional”.
Y así repasa que sus últimas inversiones fueron las compra de emblemáticos edificios, sedes de empresas tales como Axa, Terra, Banco Santander y Caja Duero, así como la denominada Torre Picasso, todos en el Paseo de La Castellana, pero también lo ha hecho en otros barrios de la capital española.
Pero también sus inversiones inmobiliarias llegaron a EE.UU. En los últimos tiempos lleva ya invertidos más de 700 millones de euros en reconocidos edificios de Chicago y Boston, compró en Nueva York el rascacielos de la calle 59 en Maniatan, el hotel Epic de Miami y varios centros comerciales en Chicago y San Francisco, y la sede del Banco de Atlanta en Washington.
Dice el analista referido: “Parece chocante que en mitad de una retracción brutal del sector inmobiliario, cuando hay una aversión al ladrillo generalizada que hace que las inversiones en inmuebles se consideran por los no expertos como ‘radiactivas’ por su potencial peligrosidad, el rey midas de Zara y del circulante, decide comprar inmuebles en contra de la opinión general y sin duda de la de muchos lectores de este artículo...
También se pregunta: “¿Por qué lo hace? ¿Por qué compra cuando nadie compra?”, respondiendo que por varias razones: en primer lugar, compra porque nadie más compra. En segundo lugar, compra por un mix “precio/rentabilidad” adecuado, quedándose con lo mejor, al mejor precio y con buena financiación. Y tercero, y por sobre todo, “compra por seguridad”.
En tal sentido, explica que “los activos inmobiliarios singulares son un refugio seguro para el dinero. En una época de extrema volatilidad en los mercados mobiliarios donde las inversiones en renta fija de deuda soberana están dejando de ser seguras, los activos singulares debido a su excelente localización o sus características especiales no están tan sujetos a los vaivenes del mercado y pierden poco valor en el mediano plazo, y si además los “bichos” de estos inmuebles están catalogados como prime, también se reduce su riesgo de crédito sobre los intereses de su inversión y sobre la renta del activo”. Además agrega que Ortega busca “la seguridad de los activos inmobiliarios singulares frente a otras inversiones, prefiriendo entrar en el inmueble antes que en otras alternativas de inversión, como demostró con su negativa a entrar en el capital de bancos y otras empresas”.
“Y por último, compra por perspectiva inversora”, establece, lo que lo emparienta con la cadena de hamburguesas del inicio de la columna.
Decía Benjamín Grahan, uno de los grandes gurúes de los inversionistas, que “el señor mercado es un esquizofrénico en el corto plazo, pero recupera su cordura en el largo plazo”. En ese sentido es importante contar con expertos asesores para la planificación de las inversiones que aconsejen ver más allá del momento en el que nos encontramos y que piensen que porque “llueva hoy no necesariamente va a llover mañana”.


Comisión Directiva de la CIU

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